ESPUMA DE MAR
En tiempos
precolombinos, no hubo en territorio ecuatoriano pueblo más guerrero que el
huancavilca, que se asentó en las orillas del río Guayas. Pero a más de su
renombre para la guerra, fueron también famosos por una misteriosa vidente que
habitó entre ellos. Se llamaba Posorja, que significaba “espuma de mar”. La
vidente llegó un día a las costas de la península de Santa Elena, embarcada en
una pequeña nave de madera. Era solamente una criatura y venía envuelta en unas
finas mantas estampadas con jeroglíficos; además, llevaba en el pecho un
colgante adornado con un caracolillo de oro.
Poseía una
apariencia sobrenatural. Sus cabellos eran largos y dorados como las hebras de
la mazorca tierna del maíz. Sus dientecillos parecían perlas. El color de su
piel imitaba el de las nubes. Tras ser recogida por los huancavilcas, se
presentaron ante ella los más poderosos adivinos y hechiceros para examinarla y
explicar su origen. Sin embargo, nadie ofreció una respuesta cierta y
aventuraron que era una hija del mar, enviada a ellos como deidad protectora.
Espuma de Mar creció hasta hacerse mujer. Vagaba libremente por llanos y lomas,
entraba en pueblos y en cabañas, jugaba con los niños y con los pájaros. Pero
había épocas en que no salía de su cabaña. Sumida en profunda meditación,
tomaba entre sus dedos el caracolillo de oro y, acercándolo al oído, parecía
escuchar una voz que le hablaba desde el fondo marino. Y en trance vaticinaba
guerras, pronosticaba victorias y anunciaba sequías tras cosechas
abundantes.
Rodeados en
torno a ella, los huancavilcas la escuchaban con devoción pues sabían que
sus palabras se cumplirían, como la noche se cumple tras el día. Los vaticinios
de Posorja atrajeron hasta su aldea al Inca Huayna Cápac, Señor de Ánimo
Esforzado que conquistó el Reino de Quito. Años después, convocaron también a su
hijo Atahualpa. La vidente vaticinó la muerte de Huayna Cápac en Tomebamba, y
la guerra fratricida entre Atahualpa y Huáscar. Al príncipe quiteño le
pronosticó su triunfo sobre Huáscar y el breve tiempo que duraría su victoria.
Presagió también la llegada de unos hombres blancos y vestidos de metal que lo
matarían luego de tomarlo prisionero en Cajamarca. Tras pronunciar este
augurio, Posorja anunció que su misión en la tierra había concluido. Corrió al
mar y se adentró hasta que las aguas mojaron sus doradas hebras de maíz tierno.
Desprendió de su cuello el caracolillo de oro y lo sopló con dulzura. La espuma
del mar la devolvió a su hogar.
Fuente: Conde M. (2012). Veinte leyendas ecuatorianas y un fantasma. SlideShare.
AUTOR:
ANÁLISIS |
VALOR Se
menciona que la última predicción que hizo Posorja fue la muerte de
Atahualpa. |
MENSAJE Muchas
veces creemos tanto en las predicciones que se hacen realidad. |
CULTURA Y REGION Está
leyenda pertenece a la cultura Manteño
Huancavilca y a la región Costa. |
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